Hubo un tiempo en el que la piel pálida era signo de nobleza y un estereotipo de belleza.
Claramente, hoy en día ya no es así, de hecho, hay personas que con tal de poder presumir de un bronceado perfecto incluso en invierno recurren a medios artificiales.
Entre los motivos que nos hacen desear tener una piel dorada seguramente está el hecho de que el bronceado regala a nuestra persona un aspecto más sano y luminoso, haciéndonos sentir más guapos.
¿Por qué el bronceado nos hace sentir más guapas?
Existe un factor estético debido al hecho de que la piel más oscura esconde mejor algunas imperfecciones y nos hace parecer más delgadas.
Además, hay un factor psicológico, que contribuye a potenciar el efecto benéfico del bronceado: nos sentimos más guapas, por lo tanto nuestra autoestima crece, nuestro humor mejora (esto también sucede gracias a los beneficios de una exposición correcta al sol) y por ese motivo parecemos aún más guapas.
De todos modos, tomar el sol conociendo el propio cuerpo es fundamental para evitar el riesgo de quemaduras indeseadas (y potencialmente peligrosas).
Lo primero que hay que saber es el fototipo al que se pertenece para poder elegir los productos adecuados con la protección solar correcta.
El fototipo se determina según el color de los ojos, del pelo y de la piel.
Obviamente, quien pertenece al tipo 1 y tiene una piel muy clara, con pelo rubio o pelirrojo, con mucha dificultad conseguirá tener una piel dorada al final del verano.
Someterse a infinitas sesiones de sol o disminuir la protección solar no vale de nada, es más, puede convertirse en algo muy peligroso.
A lo que puede aspirar quien tiene un fototipo 1 es a un ligero color de piel que se puede valorizar con algún truco para parecer bronceada.
Pero antes veamos como tenemos que defendernos lo mejor posible.
5 peligros del bronceado.
Atención a los rayos UVB.
Estos rayos alcanzan la epidermis en la capa más profunda, llamada basal, donde se encuentran las células que, dividiéndose continuamente, permiten que la piel se pueda regenerar cada 28 días aproximadamente.
Si nos exponemos al sol sin protección o con una protección insuficiente, los rayos UVB pueden dañar el Dna de las células basales.
Los rayos UVA penetran en la profundidad de la dermis y afectan a las zonas en las que se encuentran el colágeno y la elastina, que forman la estructura de la piel y que regulan la elasticidad y la firmeza.
El riesgo de una exposición excesiva es el de un aspecto de la piel más viejo y menos compacto. Por lo tanto, es importante evitar la exposición al sol durante las horas centrales del día, momento en el que los rayos UVA son más fuertes.
Las células dañadas por una excesiva exposición al sol podrían dar lugar a un carcinoma o a un melanoma, por eso la protección es fundamental para todos, no solo para quien tiene la piel muy clara.
Tras la exposición al sol podrías notar unas manchas en la piel más oscuras, ausadas por una alta concentración de melanina en una determinada zona del cuerpo que pueden identificarse como melasma. Para evitar este peligro, no pases horas enteras al sol, y tómate unos descansos a la sombra, sobre todo en las horas en las que el sol golpea más fuerte.
Alguien podría querer presentarse en verano con un color de piel ya dorado y recurrir a lámparas y camillas de rayos.
Pero atención, estos métodos, a largo plazo, pueden ser dañinos: un estudio de la International Agency for Research on Cancer ha demostrado cómo las lámparas de bronceado aumentan el riesgo de cáncer de piel sobre las personas que han empezado a utilizarlas antes de los 30 años.
Si no puedes evitar su uso, el consejo es el de no hacer más de tres sesiones al mes y el de aplicar sobre la piel una capa de crema aftersun después de cada sesión.
Los 4 trucos para broncearse de forma segura:
Si tienes la piel clara y no queréis renunciar al bronceado perfecto, aquí tienes algunos trucos que no hay que descuidar para conseguir el mejor color posible, protegiendo al mismo tiempo la piel del sol.
Es evidente que hay que prestar atención a los productos que se usan para garantizar la protección adecuada a la piel.
Una buena exfoliación.
Exfoliar la piel, liberándola de células muertas, al menos un par de veces al mes es el primer paso que hay que cumplir para preparar de forma adecuada nuestro cuerpo al bronceado.
Una crema hidratante con factor de protección.
Escoge productos que contrasten el envejecimiento celular haciendo que la piel sea más lisa y luminosa y que posean un factor de protección de rayos UV.
Es muy importante confiar en productos con un buen porcentaje de vitamina C, la misma que se encuentra en la fruta y verdura, como por ejemplo los cítricos, la lechuga, la achicoria, las espinacas y el brócoli.
Un buen aftersun.
Es un producto que no puede faltar porque, además de aliviar la piel, también ayuda a prolongar el bronceado.
Productos para la limpieza cotidiana.
No olvides combinar la acción regeneradora del tónico con la nutritiva e hidratante de la leche limpiadora o el agua micelar, capaz de alisar la piel volviéndola luminosa y liberándola de las impurezas.
¿Cómo hacer que mi piel parezca más bronceada (aunque no se esté)?
El truco para parecer bronceada consiste principalmente en escoger colores que exalten el bronceado, desde la ropa hasta el maquillaje.
El maquillaje.
Cuando elegimos el maquillaje hay algunos aliados preciosos que nos ayudarán a parecer más bronceadas:
Los polvos bronceadores.
Perfectos para “reavivar” literalmente el color de la piel. Si queréis usar polvos bronceadores, os aconsejo aplicar el producto en las zonas más expuestas al sol, es decir, en el centro de la frente, en la parte alta de los pómulos, en la nariz, en la barbilla y en el ángulo extremo de los ojos. Para conseguir un efecto natural usad el mismo producto también en los párpados, añadiendo mucha máscara de pestañas para conseguir un efecto “nude” y bronceado.
El iluminador.
Consiste en iluminar determinadas zonas del rostro, en lugar de reavivarlas. El protagonista de este tipo de maquillaje, por lo tanto, es el iluminador, que, si se usa en las zonas apropiadas, aporta a la piel un efecto luminoso capaz de resaltar el bronceado incluso donde no lo hay.
Los colores que exaltan el bronceado.
Elegir los colores adecuados es fundamental: durante el verano, utiliza labiales con colores fríos, las tonalidades ideales para las barras de labios son los anaranjados, el coral, el rosa cálido o los rojos brillantes. Utiliza estos colores también para el esmalte y notarás inmediatamente cómo el naranja hará resaltar el bronceado incluso cuando este es casi inexistente.
El pelo.
También el color del pelo, naturalmente, puede influir mucho en nuestro aspecto general: sobre todo si se tiene la piel clara, la tonalidad correcta puede ser el truco para parecer bronceada incluso cuando no se está. Quien tiene la piel ámbar de forma natural puede optar por colores fríos y oscuros, quien tiene un tono de piel dorado puede decidirse por castaños medios con reflejos caramelo o chocolate. Si vuestra piel es clara con un subtono frío, elegid el rubio o el castaño ceniza, pero si el subtono es melocotón (sensible a quemaduras y con pecas) para hacer resaltar el color de la piel son ideales los Por último, para parecer más bronceadas, es importante elegir el color correcto de la ropa. En verano los colores que mejor resaltan el bronceado son: el mostaza, el color sandía, el fucsia, el azul marino, el lila y el coral.
El look.